IV CONCURSO INTERNACIONAL DE MODELISMO (Córdoba)

Bueno, pues ya hemos llegado a finales de año. ¡Y menudo año!

Creo que podemos hacer un buen balance de qué ha sido este 2022 para el hobby, porque entre torneos por toda la península, partidas de exhibición y quedadas con los amigos para echar unas cervezas unos dados… No hemos parado ni un minuto quietos, ¿eh? Lo que nos ha servido de excusa tanto para quemar pinceles queriendo llegar a tiempo a ese torneo de (no tan) última hora, o para colgarlos un par de meses.

Y para coaccionarme a participar en alguna escalada de pintura de esas que nos dan el empujoncito para no ir tan ahogados (ya sea la nativa de este blog, la de nuestros amigos de Leyendas en Miniatura, la de los maravillosos chicos del Templo de Myrmidia, la de los muchachos apañadísimos de Las Tablillas Sagradas o cualquier otra que conozcáis…) me ha llegado esta taza de la que quiero presumir.

¿Por qué? Pues porque mola un montón ★

Sea con un buen té o con agua turbia de pintura, todos sabemos que acabaré bebiendo.

Porque la pintura es la faceta que más me gusta de esta afición (aunque he tocado muy poquito los pinceles…) y porque quiero clausurar el año poniéndole la guinda al pastel con una entrada dedicada a ello, hoy os traigo la crónica de mi experiencia en el IV Concurso Internacional de Modelismo de Córdoba que se celebró los días 16, 17 y 18 de diciembre en… Bueno, ¡Córdoba!

¡He aquí el cartelón!

Es mi segunda vez yendo a un evento de estas características, así que me levanté con muchas ganas porque tuve una experiencia increíble en Fuengirola y me apetecía repetir buenas sensaciones. Además, eso de «internacional» siempre suena a un sitio con caché, ¿verdad? ~

Después de hacer una parada obligatoria en el hotel para hacer el check in y dejar la maleta en la habitación (SPOILER: tanto el Tono como la Alba de unas horas después agradecieron ese gesto) nos pusimos en marcha para hacer la inscripción de la pieza que presentaba él. Como siempre, os dejo un enlace a su Instagram para que podáis cotillear su trabajo y os mi permiso expreso para que lo presionéis con que publique más.

O llevábamos los ojos pegados por el madrugón que nos habíamos dado o la señalización de la entrada era inexistente, no sé muy bien qué deciros al respecto, pero cualquiera de esos dos hechos en conjunción con la nula capacidad que tengo para orientarme en cualquier parte hicieron que pensara que la puerta se la había tragado la Disformidad. Por suerte, el único salto que tuvimos que hacer fue el de hablar con un guarda de seguridad que se apiadó de nosotros. Volvimos sobre nuestros pasos y voilà, tras seguir el camino de grava hacia los aparcamientos que nos había indicado, encontramos la puerta de acceso.

(He de decir que me gustó «perdernos» un poquito, la fachada del edificio me parece muy bonita y creo que merece la pena echarle un vistazo, aunque sea por encima).

El sitio era bastante espacioso y estaba como «dividido» en dos salas; por un lado se encontraba la «recepción», donde estaban situados unos cuantos stands de tiendas y, por otro, estaba la «sala principal» donde había más tiendas, la zona de exposición y la parte dedicada a talleres. Inscribimos la figura y, como no podíamos disfrutar de una exposición abierta al público hasta la tarde, nos fuimos a cotillear un poco las tiendas (¡una siempre acaba picando! Que nos conocemos ya…), a saludar a otros asistentes y a hacer tiempo hasta que fuera la hora de comer.

Aquí tenéis una (no demasiado buena) fotografía de la zona donde se iba a exponer todo; olvidé echar la cámara de fotos buena a la maleta, así que tuve que tirar de la que trae incorporada mi teléfono (que no es ninguna maravilla…).

Pero, haciendo honor a la verdad, he de decir que la iluminación no era la mejor para un concurso tan visual.

¿Veis esa cabeza pelirroja? ¡Soy yo! Aunque no os enseño esto para que me encontréis a lo «buscando a Wally», si no para que comprobéis la mala iluminación del sitio desde una cámara de fotos que no era la mía.

(Créditos a la Asociación Cultural de Modelismo Estático por esa foto).

Antes de ir a comer tuvimos un accidente inesperado porque dejé a Tono sin supervisión dos minutos y medio; tiempo suficiente para que apareciera con con el troncho de libro de AK de técnicas de pintura en figuras de fantasía. Error de principiante al que luego yo le saqué provecho en el hotel, porque es una preciosidad de F. A. Q. en el que viene todo muy bien ilustrado, con una calidad de papel impresionante.

(No, no me patrocina AK Interactive, pero un besote desde aquí por el trabajo tan maravilloso que han hecho sacando esa chulada de libro).

Y después de ese pequeño desliz nos dispusimos a buscar un sitio dónde comer. ¿Sabéis que existe un antiguo proverbio entre pintores sabios, creado por Sergio Luque, que dice que «si alguna vez sales a comer con Antonio, te lleva a un chino seguro»? Mentira no es, pero a favor del susodicho debo decir que las primeras sugerencias fueron sitios de comida tradicional española que estaban abarrotados por las horas, y por lo que creemos que era la celebración de una comida de empresa. Acabamos poniéndonos las botas en un japonés, que al menos cumplía la parte de asiático, pero para no romper la tradición por la noche se nos antojó un buen chino.

También nos cruzamos con los chicos de Estalia mientras terminábamos de comer, e hicimos tiempo hasta el horario de apertura para hacer una visita a la tienda. ¡Sé que soy pesada! Pero hacedme caso, es una parada obligatoria si alguna vez pasáis por Córdoba. No solo es una tienda que tiene absolutamente de todo, es que además el trato es muy profesional en todo momento. Y cercano, como si volvieras a casa después de mucho tiempo, aunque sea la primera vez que pones un pie ahí.

De vuelta al redil, me paré a sacarle una foto al enorme cartelón que estaba cerca del recinto. Me pareció un detalle bastante chulo porque al tratarse de un concurso internacional, como su nombre indica, creo que era normal que tuviera ese tipo de visibilidad.

Lo que no me gustó tanto fueron las fotografías que aparecen en el cartel; quizás peco de ser una persona demasiado «políticamente correcta», pero me hubiera parecido más justo y bonito que fueran anteriores oros de todas las categorías o una recopilación de los best of show.

Sin participantes, un evento (de talla internacional o más de estar por casa) no serviría de absolutamente nada.

La zona donde estaban expuestas las obras volvió a dejar mucho que desear en mi opinión; no puedo comentar mucho respecto a otras categorías como maquetas, dioramas, vehículos militares o civiles, y ruego me disculpéis (y corrijáis) por mi inexperiencia, pero la distribución de las figuras era un auténtico desastre que se podía haber evitado cediendo un poco más de espacio a ese sector para que no estuvieran todas tan aglomeradas. O colocándolas mejor, porque casi tengo que contratar un detective privado para que me encontrara la valkiria que había pintado Tono.

¡Conseguí encontrarla detrás de una demonio! Una foto de lado, para que la apreciéis de lejos.

No fui la única que tuvo quejas acerca de la distribución de las obras (de arte, en serio, me quedé enamorada de muchas de ellas) y me apenó un poco ver que al final tanto esfuerzo quedaba «opacado» por algo que se podía haber solucionado haciendo lo que se hacia en el cole: los más bajos de estatura delante, y los más altos, detrás.

Por suerte, los participantes de este tipo de eventos están hechos de una pasta diferente a la mía, y acabamos todos echándonos unas buenas risas disfrutando del trabajo de los demás mientras nos guiábamos con frases tan pobres como «¿ves esa chica con el gato? Bien, hacia la derecha, detrás del arbusto… Ahí se ve un poquito de la mía».

Otra cosa que me pareció bastante divertida fue que las zonas estuvieran delimitadas por espaguetis, ¿quién dice que no son versátiles? Lo mismo te valen para hacerte el almuerzo que para solucionarte una situación como esta.

Los stands de las tiendas siempre me acaban encantando porque hay un montón de cosas, ¡y nunca sé dónde mirar exactamente! Que si pinceles por un lado, que si pintura de tal, que si tintas de cual… Sé que a muchos de vosotros puede pareceros hasta graciosa mi forma de verlo, porque son cosas mundanas a las que estáis más que acostumbrados. Yo espero no acostumbrarme nunca. Me gusta vivir este tipo de cosas con una ilusión especial, y me gusta ver cosas tan normales (como peanas que no tienen ni chicha ni limoná) como una cría que visita una tienda de juguetes.

Y pasamos directamente a los premiados; por desgracia no tuve demasiado tiempo para hacer fotos que valieran la pena para enseñar aquí porque creo que «afean» el trabajo realizado por los participantes, pero los organizadores nos dejan una página donde consultar los premiados.

Es un poco desordenada y da la sensación de que ha sido editada por varias personas a la vez, lo que en sí no es malo teniendo en cuenta que es un concurso internacional al que presentaron más de 600 piezas y no es un trabajo de administración con el que pueda cargar una sola persona, pero echo muy en falta la homogeneidad en los nombres, apellidos y ciudades de los participantes premiados. ¿Por qué algunos nombres, apellidos y ciudades van todos en mayúsculas y otros en minúsculas? Incluso puedes encontrar algunas líneas en las que aparece solo el nombre (con o sin apellidos) en mayúsculas, la ciudad en minúsculas… Bueno, una locura que lo hace mucho más complicado de leer.

¡Pero he podido abrirme paso a través de la amalgama de letras! Con mi fiel control + F, conociendo el nombre de algunas personas y echándole un montón de paciencia preguntando a amigos y a conocidos para conseguir arrancar algo. También me pareció un poco extraño que a la llegada le hicieran una foto a las miniaturas, con un flash que iluminaba mejor que la sala, pero que no haya ni una sola foto subida en la página…

Ángel no aparece entre los bronce de su categoría pero ganó uno con este precioso señor de la Transformación que he robado de su cuenta de Instagram; además de reiterar que se ve mucho más bonito en persona que en la foto que él nos enseña, os insto a que os paséis por sus demás trabajos porque no tienen desperdicio.

Y también he conseguido, después de mucho preguntar a unos y a otros, encontrar al ganador del oro en la categoría de fantasía que también fue el best of show del concurso: MiniDi (que no sé con qué nombre prefieren que lo llamen, así que simplemente os digo su arroba de Instagram y lo enlazo de paso).

He robado (otra vez) la foto de su Instagram para que podáis apreciar a pleno detalle su interpretación del arcángel Miguel, y os pido por favor que os paséis a echar un ojo a su Instagram porque no tiene pérdida: tiene imágenes del proceso desde que solo era un boceto (uno precioso, además) y un diorama chulísimo del que me enamoré.

Una cosa que me ha encantado ha sido que haya llamado a la pieza «Quis ut Deus» porque, y aquí viene el momento de antigua alumna del bachillerato de Humanidades, además de significar «quien como Dios» y ser la traducción literal del nombre en hebreo de Miguel (Mijael, si no me equivoco), es también la inscripción que aparecía en el escudo del susodicho arcángel.

Me ha parecido un detalle guapísimo que creo que alguien ha podido pasar por alto, y me parecía importante explicarlo al mundo porque es una barbaridad.

¡Y el diorama! Creo que la película de Coco me hizo mucho daño, y no solo emocional. Desde entonces estoy enamorada de esta preciosa tradición de origen mexicano de las Catrinas (o calaveras garbanceras) y los colores tan llamativos de esta pieza no pude pasarlos por alto. Creo que el camino de flores amarillas se integra muy bien con el fondo, cosa que no es de extrañar porque encima es un ilustrador bastante bueno.

También presentó un gatete mágico encantador del que os voy a dejar el enlace.

Los tres miembros de la organización con los que tuve la oportunidad de hablar (un chico al que le estuve haciendo preguntas de horarios, un señor muy amable que me guió para recoger nuestra miniatura y el hombre que me entregó la mención) fueron muy amables, cosa que siempre es de agradecer porque ya se sabe que los nervios y la presión de este tipo de eventos hace que a veces los organizadores pasemos por un mal momento.

Y encima tuve la oportunidad de cerrar el evento con unas cervezas de por medio, así que volvimos a casa con una sonrisa de oreja a oreja y satisfechos de haber estado un fin de semana cancaneando por Córdoba, que al final es el objetivo de estas cosas: pasártelo bien y encontrarte con personas a las que hacia un montón que no veías.

No quiero cerrar esto sin mencionar el torneo de Leyendas en Miniatura que se celebró este mismo fin de semana, y al que no pudimos asistir porque ya teníamos el hotel reservado para Córdoba. Una pena, porque eché mucho de menos a Cordo y a mis niños de Moria Wargames, pero sé que tendremos la oportunidad de encontrarnos en otro torneo.

¡Muchas gracias a todos por leer! Feliz Navidad (atrasada) y feliz inicio de año ~

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